Leganiel y su entorno componen un paisaje al que la vega del Tajo da identidad propia. Difícil calificarlo alcarreño o manchego, Leganiel solo guarda filiación con otros pueblos vecinos de tierras grises, como Belinchón, Zarza de Tajo o Barajas de Melo, tributarios del mismo río.
El origen de la voz Leganiel puede ser una composición celta y latina: de origen celta es “legano”, cieno o lodo pegajoso, a la que se le habría sumado el adjetivo latino “níger” que significa negro. En sus comienzos fue una aldea del actual despoblado de Santa María de Cortes y perteneció a la orden de Calatrava, cuando tuvo jurisdicción sobre estas tierras. Fue concedida en 1167 a la Diócesis de Toledo por merced del Rey Alfonso VIII. Posteriormente fue una aldea de Huete hasta 1553, año en que Felipe II la convirtió en villa de realengo, en la que posiblemente existieran insignias reales como el rollo de justicia, que a más de ser lugar de ejecución, servía de manifestación de pertenencia al Rey.
