Serranía, Alcarria y Mancha quedan anudadas indisolublemente en los alrededores de Villar del Águila. Como en todos los lugares donde se unen corrientes de distinto género, las bondades naturales surgen en los campos a borbotones. Gozando de ellas como aquí se goza, era solo cuestión de tiempo que el hombre las tradujera a su lenguaje.
Una vía romana pasaba por su término pareciendo existir algún antiguo emplazamiento de esa época, e incluso posteriormente en el periodo visigodo. En sus comienzos fue aldea de Huete, haciéndose villa propia por Real privilegio en 1639. Su jurisdicción se vendió al Marqués de Leganés y este después la vendió a D. Juan Antonio de Urrutia. En 1787 pertenecía al Marqués de Urrutia.