Mirador de Verdelpino de Huete (Verdelpino de Huete):
Este mirador de la Red de Miradores de La Alcarria Conquense está situado en la localidad de Verdelpino de Huete, un lugar estratégico desde el que se divisa el valle del río Mayor. A continuación, encontrarás más información sobre este territorio, datos y curiosidades que enriquecerán tu visita por La Alcarria Conquense.
Las minas de lapis specularis
Desde La Alcarria Conquense hasta Pompeya
En este panel de la Red de Miradores de La Alcarria Conquense podemos leer que el paisaje está dominado por tierras áridas, de yesos y margas, que son el legado del Mioceno sedimentario. En este periodo también se crearon unas formaciones subterráneas de yesos cristalizados que los antiguos romanos denominaron lapis specularis (“piedra especular” o “espejuelo”). Este, es un material blando de corte fácil, del que se pueden extraer finas láminas transparentes y que en el Impero Romano se usaba como cristal para las ventanas, como ornamento en el recubrimiento de fachadas o para “hacer relucir” los mosaicos de sus pavimentos (Imagen 2).
Fue Plinio “El Viejo”, escritor romano del siglo I, quien describió en su obra Historia Natural la ex-celente calidad (por su transparencia) del espejuelo ibérico. Más concretamente del extraído a 100.000 pasos (150 km aprox.) alrededor de Segóbriga, ciudad romana situada en la provincia de Cuenca. Este perímetro acoge varias localidades de La Alcarria Conquense como Huete, Villas de La Ventosa o Torralba, donde existen un total de 13 yacimientos mineros de lapis specularis.
La explotación minera de este recurso durante los siglos I y II propició en este territorio un gran auge económico y la aparición de asentamientos secundarios en torno a los lugares donde se ubi-caban las minas (como el asentamiento romano de Valdelosantos en Culebras o el de Opta en Huete). El espejuelo era transportado hasta el puerto de Cartago Nova siguiendo la “ruta del lapis specularis”, que conectaba Hispania interior con el mediterráneo. Análisis isotópicos han demostrado la procedencia española (muy probablemente alcarreña) del espejuelo que decoraba las bellas viviendas de Pompeya.
Durante el siglo II comienza el declive de este material al ser sustituido por el vidrio. Tiempo des-pués, algunas minas siguieron funcionando para abastecer las fábricas de yeso locales en las que se producía escayola y yeso de excelente calidad. Pero, poco a poco, se fueron abandonando y, hoy en día, sólo queda el testimonio de su existencia en las minas visitables de “La Cueva de Sa-nabrio” en Saceda del Río o “La Mina de la Mora” en Torrejoncillo del Rey. También es posible seguir la Ruta del Cristal de Hispania (GR 163), desde el Yacimiento Arqueológico de Ercávica (Cañaveruelas) a San Clemente, en la que se funden paisaje, cultura y tradición minera.
El patrimonio natural del Valle del río Mayor
Un valle que huele a romero
El hermoso valle que divisamos desde este mirador y que figura en el título del panel informativo es el valle del río Mayor. Pertenece a la cuenca hidrográfica del río Tajo y se caracteriza por las ex-tensas llanuras que lo forman, roturadas desde antaño por los agricultores. Desde su nacimiento, en los Altos de Cabrejas, el río Mayor discurre sin pausa cruzando el territorio alcarreño hasta su desembocadura en el embalse de Buendía. Es el corazón de La Alcarria Conquense y huele a espliego, a romero y a salvia, plantas aromáticas que predominan en el paisaje y cuyo dulce néctar aprovechan las abejas para elaborar una miel que tiene denominación de origen.
En la margen derecha del río Mayor, en la localidad de Caracenilla, podemos divisar el Cerro del Otero, otro ejemplo típico de cerro testigo, aislado y protagonista en la llanura. En él contrastan colores y formas, la del modelado natural que la erosión y el tiempo han originado en sus laderas, con la del modelado artificial que el hombre ha creado en su superficie a través de la plantación, en perfectas hileras, de pinos en períodos de repoblación paisajística.
En la margen izquierda se eleva el Cerro Peñarrubias, de brillantes laderas por la abundancia en superficie de lapis especularis, un yeso cristalizado, abundante en el territorio y usado en la Antigua Roma. El cauce del río Mayor camino a su desembocadura en Buendía nos lleva de la mano hasta otro elemento de su patrimonio natural: el paleocauce fluvial de Moncalvillo de Huete, llamado así por haber sido el cauce de algún río alcarreño ya desaparecido y que ha dejado su huella a través de sedimentos en la roca que emerge sobre el terreno. En esta zona del valle, las estepas yesosas son las protagonistas del paisaje, en el que crece el esparto (Stipa tenacissima), un recurso económico tradicional de los pueblos alcarreños con el que elaboraban capachos o espuertas, entre otros utensilios. En la siguiente imagen puedes ver la localización de estos puntos de interés (Imagen 3).
El patrimonio histórico del Valle del río Mayor
Un territorio habitado desde el Paleolítico
El valle del río Mayor ha estado habitado desde hace miles de años. Así lo atestiguan los yacimientos arqueológicos localizados en el mismo y que nos cuentan historias de celtíberos y romanos. La energía de las aguas del río Mayor movía batanes y molinos harineros en la Edad Media. Los habitantes de su valle construyeron puentes de sillería o mampostería para comunicar los pueblos de La Alcarria Conquense, como el situado en Valdecomenas de Abajo. Esta localidad, además de al-bergar un precioso lavadero porticado, posee una Iglesia dedicada a Ntra. Sra. de la Asunción, que aún conserva la portada original del siglo XVIII.
Siguiendo el curso del río llegamos hasta Caracenilla, donde se localizan, uno frente al otro, el despoblado de Uterviejo y las denominadas popularmente en la zona como “cuevecillas de los moros”. El primero de ellos dejó huella de su existencia a través de las ruinas de su basílica románica del siglo XII, aún hoy visibles en medio de los campos de cultivo. El segundo lo componen las escarpadas cuevas del cerro Cabeza Marina, excavadas en la roca arenisca y conectadas entre sí formando una serie de galerías que bien pudieron ser el refugio de los antiguos pobladores.
Aguas abajo del río Mayor encontramos la monumental localidad de Huete, un pueblo con título de ciudad que concentra el mayor patrimonio histórico del valle. Aquí también existen cuevas, pero excavadas dentro del recinto amurallado, que han llegado hasta nuestros días y que reciben el nombre de chozas. A las afueras del pueblo encontramos el cerro de La Mudarra, que alberga en su interior una mina romana de la que se extraía lapis specularis, un tipo de yeso cristalizado cuya transparencia simulaba al actual cristal y que impulsó la economía de este territorio en época ro-mana. En la siguiente imagen puedes ver la localización de estos puntos de interés (Imagen 4).
Verdelpino de Huete
El pueblo más alto de La Alcarria Conquense
Verdelpino de Huete es una pequeña localidad que puede presumir de ser la más elevada de toda La Alcarria Conquense. Desde aquí observamos las extensas llanuras del valle del río Mayor, hoy en día destinadas al cultivo de cereal y girasol. La agricultura en secano es la base de su economía, como ocurre en la gran mayoría de los pueblos de esta comarca. La producción de miel también ha sido un recurso tradicional en la zona, debido a la abundancia de plantas melíferas, sobre todo aromáticas, que le han hecho ostentar una denominación de origen propia: “Miel de La Alcarria”.
El patrimonio histórico de Verdelpino de Huete se centra en su Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. Un pequeño muro perimetral salva el desnivel y acota el patio donde se encuentra su acceso y fachada principal. Frente a uno de los laterales de la Iglesia, llama la atención el escudo de la Casa de los Jaramillo, tallado en piedra y ubicado en la extraordinaria fachada fabricada, en su totalidad, con sillares. En la zona baja del pueblo encontramos un lavadero trapezoidal construido a principios del siglo XX y, junto a él, la monumental fuente de cuatro caños ornamentados con figuras de leones (Imagen 5). Más modesta, pero de ricas aguas refrescantes, es la Fuente de Santa Ana, situada en lo alto del pueblo, junto a la ermita que le da nombre.
Hay que destacar que en Verdelpino de Huete se encuentra un yacimiento arqueológico excavado a finales del siglo XX y al que, según los hallazgos encontrados en él, atribuyen un origen Magdaleniense, es decir, del Paleolítico superior.
La transformación del paisaje
La degradación del terreno alcarreño
Las vistas que nos regala este mirador de Verdelpino de Huete están coloreadas por la vegetación del entorno. La gran mayoría son cultivos agrícolas situados en la vega del río Mayor. Se trata de terrenos de labor que el hombre ha ido roturando y transformando con el fin de aumentar la su-perficie cultivada. Las laderas de los cerros están prácticamente desprovistas de vegetación. El matorral apenas es capaz de cubrir un terreno árido, al que la erosión continua arrebata la escasa materia orgánica que es capaz de generar.
Diseminados, como puntitos verdes en el paisaje, aparecen los escasos ejemplares de encina que han sobrevivido al paso del tiempo. Las masas arbóreas más llamativas y abundantes son las que forman los pinos de repoblación plantados en el siglo XX. El paisaje no siempre fue así. Las encinas y quejigos son hoy un reducto testimonial del pasado, de modo que sus ejemplares centenarios son testigos mudos de la transformación de un paisaje modificado por el hombre.
La vegetación típica de la Alcarria la formaban extensos robledales que fueron desapareciendo, entre otras causas, por la corta masiva que sufrieron para convertirse en leña de hogares, fraguas y hornos. Las dos desamortizaciones ocurridas en el siglo XIX ayudaron a acelerar esta situación. El resultado fue la pérdida progresiva de suelo, causada por la erosión constante que el viento y el agua ejercen sobre el terreno desnudo. Las raíces de las plantas “sujetan” el suelo y evitan la erosión, por ello, la restauración vegetal de entornos degradados con especies autóctonas, adapta-das al terreno, se plantea como una solución eficaz a este problema en La Alcarria Conquense.
No te puedes marchar sin saber que…:
La línea 48 de media distancia fue un servicio de ferrocarril convencional que vertebraba las provincias de Madrid, Cuenca y Valencia. En su trayectoria disponía de apeaderos en pueblos de La Alcarria Conquense como Vellisca, Huete, Caracenilla, Castillejo del Romeral o Cuevas de Velasco. En 2022 el tren hizo su último trayecto, poniendo fin a más de 140 años de actividad. Aun así, las vías ferroviarias siguen formando parte de este paisaje y las puedes ver en la llanura del valle, donde discurren paralelas al cauce del río Mayor. Quién sabe si el día de mañana no podrían convertirse en espléndidas vías verdes para disfrutar de los tesoros naturales y culturales que escon-de La Alcarria Conquense…
Para saber más:
García Grinda, J. L. (2005). Arquitectura popular de La Alcarria conquense. CEDER Alcarria Con-quense. Delegación de Cuenca del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha.
Domínguez Solera, S., Muñoz, M. (2014). El paleolítico inferior y medio en La Alcarria Conquense. Diputación Provincial de Cuenca.
CEDER Alcarria Conquense. (2006). Guía del patrimonio de La Alcarria conquense.: pueblo a pue-blo. Cuenca. CEDER Alcarria Conquense.
Bernárdez Gómez, M. J., y Guisado di Monti, J. C. (2009). La minería del lapis specularis y su rela-ción con las ciudades romanas de Segóbriga, Ercávica y Valeria. Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha.
CEDER Alcarria Conquense. Información turística de las minas romanas La Cueva de Sanabrio.
CEDER Alcarria Conquense. Información turística de las minas romanas La Mora.
CEDER Alcarria Conquense. Ruta del Cristal de Hispania.
CEDER Alcarria Conquense. Información turística de Verdelpino de Huete.
CEDER Alcarria Conquense. Información turística de Huete.
CEDER Alcarria Conquense. Información turística de Valdecolmenas de Abajo.
CEDER Alcarria Conquense. Información paleocauce de Monclavillo de Huete.
CEDER Alcarria Conquense. Información turística de Caracenilla.
D. O. P. Miel de la Alcarria.